¿De dónde viene una de las expresiones más famosas de nuestra lengua? El “talón de Aquiles” no es solo una frase, sino una poderosa metáfora que nace de los mitos griegos.
En la mitología griega, Aquiles fue un héroe extraordinario, hijo de la diosa marina Tetis y el mortal Peleo. Para protegerlo del destino mortal, Tetis lo sumergió en el río Éstige, cuyas aguas conferían invulnerabilidad. Sin embargo, lo sujetó por uno de sus talones, dejando esa parte de su cuerpo sin protección.
Aquiles se convirtió en uno de los guerreros más temidos durante la guerra de Troya, descrita en la legendaria Ilíada de Homero. Su fuerza, habilidad y coraje eran casi divinos, pero una flecha enemiga lo alcanzó justamente en ese talón desprotegido… y lo mató.
Desde entonces, la expresión “talón de Aquiles” se utiliza para describir la única debilidad de alguien o algo que parece invulnerable. Una metáfora atemporal que nos recuerda que incluso los más fuertes pueden caer si se descuida su punto débil.