
El reciente estallido del conflicto armado entre Israel e Irán ha provocado un escenario de alta tensión internacional. Con decenas de muertos y cientos de heridos por ambos lados, los enfrentamientos han encendido las alarmas globales por el riesgo de una expansión regional del conflicto.
En este marco, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se enfrenta a una de las decisiones más trascendentales de su mandato: intervenir militarmente en apoyo de Israel o mantenerse al margen, preservando una política exterior de no intervención directa.
La decisión que tome no solo influirá en el devenir del Medio Oriente, sino que podría redefinir el equilibrio geopolítico global en las próximas décadas. El mundo entero observa expectante

Durante la cumbre del G7 celebrada en Alberta, Canadá, se produjo un hecho que marcó la agenda política internacional: la retirada anticipada del presidente Donald Trump el lunes por la noche, justo antes de la llegada del presidente ucraniano Volodimir Zelensky.
El encuentro reunió a los líderes de las principales economías mundiales —EE. UU., Canadá, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Japón— junto con representantes de la Unión Europea y la OTAN. El conflicto entre Israel e Irán, y la guerra en Ucrania fueron temas centrales.
En un comunicado conjunto, los líderes advirtieron que Irán no puede obtener armas nucleares y reafirmaron el derecho de Israel a la autodefensa. Además, Canadá anunció un paquete de ayuda de 1.500 millones de dólares para Ucrania.
La salida abrupta de Trump vuelve a tensar las relaciones con sus aliados y deja muchas incógnitas sobre el compromiso de EE. UU. con el multilateralismo.

El presidente ruso Vladimir Putin ha ofrecido formalmente la mediación de su país en el actual conflicto armado entre Israel e Irán, planteando una salida diplomática que combine un programa nuclear pacífico para Irán y garantías de seguridad para Israel.
Su propuesta fue presentada a ambas partes y también a Estados Unidos. Sin embargo, el gesto se produce en medio de un endurecimiento de su propia política exterior: en los últimos días, Rusia ha intensificado sus bombardeos sobre Kiev, capital de Ucrania, causando al menos 28 víctimas fatales.
Pese a su cercanía estratégica con Irán y sus buenas relaciones con Israel, Putin intenta posicionar a Moscú como actor clave de la diplomacia global, aunque sus acciones en Ucrania siguen siendo condenadas por la comunidad internacional.
Este doble juego —ofrecer paz en Medio Oriente mientras avanza militarmente en Europa— plantea serias dudas sobre las verdaderas intenciones del Kremlin.
@damian.alejandro.martinez informa para Objetibum Noticias.